Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an, Quintana Roo.
En 1987, mientras sobre la Antártida se descubría un agujero en la capa de ozono, la UNESCO declaró como Patrimonio de la Humanidad la Reserva de la Biosfera de Sian Ka’an. Entonces, como ahora, ese espacio cubierto de selvas, marismas y manglares, lleno de cenotes, se antojaba digno de resguardo. Para transitar su acuoso paisaje construyeron canales que aún son navegables.
La vida aquí es diversa, abunda en sutilezas. Si se pasea en lancha o kayak se mira un cielo cruzado por aves migratorias y en los árboles anidan aquellas que deseamos no se extingan. Las lagunas de Muyil y Chunyaxché aparecen, llenas de calma y colores, entre los canales. Loros, tortugas y cocodrilos salpican a ratos con sus movimientos el silencio; mientras el agua y la selva rodean las dispersas ruinas que dejaron los mayas. Si se bucea o practica esnórquel en la costa, es el Gran Arrecife Maya el que regala peces iridiscentes, esponjas, erizos, caracoles y estrellas de mar danzan alrededor de los bancos de coral como si de ello dependiera el mundo.

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